martes, febrero 5

be.

Nos perdemos para encontrarnos, y cuando nos encontramos... nos volvemos a perder. La vida básicamente es eso, perderse y encontrarse y volverse a perder. Sin importar las veces que nos perdamos siempre se va a sentir exactamente igual, la tristeza va hacer la misma y el dolor también... pero cuando nos reencontramos con nosotros mismos, siempre... siempre es distinto. Y la mayoría de las veces uno no sabe porque, pero esa clase de felicidad es inigualable, saber que volviste a ser vos y que sonreíste con tu sonrisa original porque sos vos de nuevo, y se lo queres demostrar al mundo ¡estoy vivo/a, soy yo! juraríamos ser los seres mas completos del planeta tierra cuando estamos en ese estado de éxtasis, pero la felicidad son momentos, algunos demasiados pequeños, segundos o minutos... otros con mucha suerte pueden durar temporadas, "temporadas felices, o un mes feliz", ¿por qué no? dichoso aquel que lo pueda decir con sinceridad. 
Durante toda nuestra adolescencia lo único que pensamos es en eso, en la felicidad. Y tratamos de hacer todo con el fin de encontrarnos y encontrar a la felicidad, algunos creen que encontrarse y la felicidad van de la mano, pero no es así. Saber quien sos no siempre te da felicidad, no al menos al instante, o viceversa, ser feliz no siempre es ser quien sos. Porque fue un momento de alegría y después ¡puf! no sos más, te fuiste de nuevo y volviste hacer un alma sin ser. 
Irónico, ¿no?. 

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